Parte 3: Estado de bienestar con cifras y ¿el buen dictador?
¿Quiere más datos sobre el
sesgo macabro del imperio en el caso de Libia? Ahí le van, y son datos duros.
Hace ya veinte años que la ONU
publica anualmente lo índices del desarrollo humano a través del PNUD (Programa
de Naciones Unidas para el Desarrollo) La edición del vigésimo aniversario,
correspondiente a este 2010 pasado, publica un agregado de resultados y estimaciones
para el periodo que va de 1970 a 2010. Enseguida le traigo unos resultados que
usted puede verificar en dicha edición de aniversario. Pero antes de los datos,
le expongo algunas definiciones de variables para que las cifras queden bien
claras.
El índice de desarrollo humano
(IDH) es, según el PNUD: “…un índice compuesto que mide los logros en tres
dimensiones básicas del desarrollo humano: vida larga y saludable, acceso a
educación y nivel de vida digno. Para facilitar la comparación del índice final
entre países, el valor promedio de estas tres dimensiones se define en una
escala de 0 a 1: cuanto mayor es el valor, mejores son los resultados alcanzados.”
“Este índice fue concebido
como una medida simple del desarrollo, como una alternativa (de medición) al
producto interno bruto (PIB)…y es más pertinente a la vida de las personas.”
“El IDH ayuda a responder
algunas de las preguntas básicas que nos planteamos acerca del progreso de las
sociedades: cuáles países han avanzado más rápidamente y si los países pobres
están acortando la brecha que los separa de los ricos.”
“Grupos de países de IDH muy
alto, alto, medio o bajo: Clasificaciones de las naciones basadas en cuartiles
del IDH. Un país pertenecerá al grupo de desarrollo humano muy alto si su IDH se
encuentra en el cuartil más alto (entre 76 y 100), al grupo alto si su IDH está
en los percentiles 51–75, al grupo medio si su índice se sitúa en los
percentiles 26–50 y en el grupo bajo, si éste pertenece al último cuartil (es
decir, entre 0 y 25)”
El documento de la ONU pasa
así a listar a los países que han dado mayor impulso al desarrollo humano de
sus poblaciones respectivas entre 1970 y 2010. Algunos resultados no dejan de
sorprender a la misma PNDU. Vea.
Para la determinación de esos
países punteros a nivel planetario en la promoción del desarrollo humano entre
sus poblaciones, “se selecciona a aquellas naciones que avanzaron mucho más según
su nivel de desarrollo inicial.”
“Quizás lo más sobresaliente
es la ausencia de algún país de América Latina…”
Esta es la lista de los
mejores países entre 1970 y 2010:
Según mayor índice de
desarrollo humano (IDH), y en orden decreciente: Omán, China, Nepal, Indonesia,
Arabia Saudita, República de Laos, Túnez, Corea del Sur, Argelia, Marruecos
Según mayor índice de
desarrollo humano (IDH) no relacionado a ingresos, y en orden decreciente: Omán,
Nepal, Arabia Saudita, Libia, Argelia, Túnez, Irán, Etiopía, Corea del Sur,
Indonesia
Note cómo es que Libia se nos ubica como el cuarto lugar en el
ordenamiento de los diez países más exitosos en la promoción del desarrollo
humano a nivel planetario en los años que van de 1970 a 2010. Vea también cómo
Irán, una república islámica democrática también esta ahí, entre los mejores
del mundo. E Irán es el otro enemigo mortal del imperio.
Luego, al ver a todas las naciones en su conjunto para el año 2010 solamente,
nos resulta que Libia está ubicada como el lugar número 53 a nivel planetario
en cuanto a IDH, y entre el grupo de los países de alto desarrollo humano.
México se encuentra en el lugar número 56, por debajo de Libia.
Vea luego el ordenamiento del IDH para varios países de interés en 2010:
País
|
Lugar en 2010
|
Israel
|
15
|
Emiratos
Árabes Unidos
|
32
|
Qatar
|
38
|
Bahrein
|
39
|
Kuwait
|
47
|
Libia
|
53
|
Arabia Saudita
|
55
|
México
|
56
|
Brasil
|
73
|
Colombia
|
79
|
Túnez
|
81
|
Jordania
|
82
|
Turquía
|
83
|
Argelia
|
84
|
China
|
89
|
Egipto
|
101
|
Sudáfrica
|
110
|
República
Árabe Siria
|
111
|
Marruecos
|
114
|
Guinea
Ecuatorial
|
117
|
India
|
119
|
Pakistán
|
125
|
Yemen
|
133
|
Afganistán
|
155
|
Note cómo es que Libia se encuentra cerca de las naciones de la Liga Árabe
que han sido un modelo de desarrollo para la visión del mundo occidental. Note
también cómo es que Libia se encuentra en mejores condiciones que México,
Arabia Saudita (la casa real de la dinastía Saud) y que Brasil, y no se diga en
relación a Colombia.
China, pese a ser la economía con más grande crecimiento en el PIB
durante los últimos veinte años, se encuentra muy lejos de Libia en materia de desarrollo
humano. Compare también el caso de la India: lugar número 119.
Lo anterior nos hace ver que, en materia de desarrollo humano, Libia se
encuentra mucho mejor posicionada que los colosos emergentes y de alto
crecimiento como China, India y Brasil, y que por sí misma ha hecho un trabajo
espectacular y encomiable. Y más se debe ver esto con atención reconociendo que
lo ha logrado tras un prolongado bloqueo por parte de la ONU y los Estados
Unidos.
Vea la situación que guardan Marruecos, Guinea Ecuatorial y Yemen;
países en que el imperio se ha hecho de la vista gorda con los dictadores y
monarcas locales por razones que luego analizaremos en otro número.
Ahora le traigo un comparativo pequeño entre Libia y México:
Variable (2010)
|
Libia
|
México
|
Años esperados de instrucción escolar
|
16.5
|
13.4
|
Ingreso nacional bruto per cápita
|
17 mil dólares
|
14 mil dólares
|
Para efectos de este ligero aliento de comparación México-Libia,
considere además que México ocupó algo así como el lugar siete en producción de
barriles por día en el 2010 y Libia un lugar dieciocho. Tome en cuenta también
que Libia es una economía casi exclusivamente centrada en los hidrocarburos, y
México tiene una economía notablemente más diversificada e integrada a uno de
los mercados más poderosos del planeta. Y con todo y esas desventajas, Libia se
ubicó como la cuarta nación con mejores resultados en promoción del desarrollo
humano a nivel planetario entre 1970 y 2010. A este caso, tome esto como base
de comparación: Libia superó a México en 40 años de gobierno de Gadafi. México
tiene en este proceso desde finalizada la etapa revolucionaria…y vamos para
atrás con los gobiernos prianistas.
Quisiera recomendarle que escuche una entrevista de la señora Leonor
Massanet, una psicóloga española que tiene conocimiento vivencial de la Libia
actual. Se lo recomiendo porque mucho de lo que declara esta señora parece
tener concordancia perfecta con el escenario que permiten esbozar las cifras
anteriores y otras cosas que ya hemos visto en las partes 1 y 2 de este
artículo. Aunque la señora se atiene a lo vivencial, a su experiencia directa,
sale bien librada cuando se le coteja con estos datos. Le recomiendo en verdad
la entrevista. No pase por alto tampoco que la señora puede tener cierta
simpatía personal por Gadafi…pero eso es otra cosa.
Antes de seguir quiero volver a aclarar algo que ya he dicho varias
veces a lo largo de estos artículos: no se trata de defender a Gadafi. Se puede
estar o no de acuerdo con el Gadafi que conocemos hoy en día, se puede optar o
no por seguir la ruta de los medios para adoptarlo como el tirano favorito, se
puede poner en duda su legitimidad y su honestidad, pero la realidad es que el
mundo ha sido invadido con un show mediático al cual no se le puede confiar
todo por un principio de prudencia. Y en esto también ha caído extrañamente la
cadena Al Jazeerah. De si Gadafi se ha enriquecido ilícitamente o no con el
petróleo de su país, de en qué cuantía lo ha hecho, si es que lo ha hecho, de
si es un represor, de si es un asesino de su pueblo, son cosas que habrán de
ser respondidas con el tiempo y habrá, pues, que esperar para conocer cuánto
hay de verdad y cuánto de mentira en todo este caos artificial de Libia. Pero
esas son cosas que habrán de conocerse en un marco de verdadera justicia en
manos de la historia y de personalidades honestas y confiables, no en manos de
los medios ni en manos de la justicia prostituida del imperio. El caso de Irak
ya nos demostró que el tiempo, como decía Anaximandro, pone el orden debido de
las cosas y trae consigo la necesaria reparación de las injusticias sin
necesidad de jueces venales.
Y aclarado eso, sigo.
Metidos en el terreno exclusivamente económico, debemos reconocer que
las acciones de política económica de Gadafi en Libia tuvieron alcances
revolucionarios. Eso es algo que le reconocen sus mismos detractores en el
silencio. Y los hechos lo avalan al tenor de las cifras anteriores. ¿Cómo
podríamos refutar los resultados?
Y me permito hacer un repaso de logros más específicos.
En el año de 1970, poco después de su ascenso al poder, se empiezan a
nacionalizar en Libia algunas compañías petroleras occidentales, y algo similar
se hizo con el sistema bancario. Con el tiempo, Libia pasó a controlar entre el
70 y el 80 por ciento de la producción de petróleo; algo que revirtió de un
golpe la situación imperante con el rey Idris.
Al tiempo que avanzaban las políticas de nacionalizacíon, se dio marcha también
a un ambicioso programa de obras públicas, dotación de servicios públicos y
sociales y adecuación del desierto para la agricultura. Se estableció un
estricto sistema de planificación de la producción petrolera para la
distribución de las rentas de la industria entre la población a través de
subsidios extendidos. Todo ese tiempo fue una época de constantes inversiones
estatales en salud (cobertura universal y gratuita), educación, vivienda. Se
estableció una política de precios subsidiados para alimentos básicos, créditos
para empresas pequeñas y medianas sin intereses. Se mejoraron notoriamente los
índices de alfabetización. El país experimentó grandes progresos en la
reducción de enfermedades infecciosas.
Para 2010, prácticamente el 100 por ciento de la población logró algo
inusitado para un país árido: servicios de saneamiento y agua potable de óptima
calidad. La disponibilidad de agua potable fue resultado de un megaproyecto
hídrico para canalizar 7 millones de metros cúbicos diarios desde 1,300 pozos
sobre la enorme reserva de agua fósil en el desierto
Por supuesto que la gasolina se vende en Libia a precios simbólicos, de
risa, como para no distribuirla gratis y evitar el dispendio ocioso.
Para que se dé una idea de los mejoramientos espectaculares en el nivel
de vida en el régimen de Gadafi, le cito dos variables para el periodo 1990 – 2010:
la alfabetización pasó de 64 % al 87 %; y la esperanza de vida pasó de 67 años
a 77 años. Todo en veinte años.
Y aunque usted no lo crea, los casos de pobreza extrema en Libia
llegaron a ser raros.
Todo esto fue resultado de una política de gestión democrática del
petróleo y de las políticas de subsidios generalizados. Eso hizo posible que
Libia pasara a disfrutar muy rápido de un nivel de vida sin comparación en
África y que lo colocó, como ya vimos, como la cuarta nación más exitosa en la
promoción del desarrollo humano en el periodo que va de 1970 a 2010.
Todo esto lo puede cotejar usted en los archivos de datos estadísticos
de la ONU.
Y bueno, ya vimos en números anteriores de este artículo que las
revueltas populares de medio oriente cogen a Gadafi en un proceso político que
apuntaba desde 2008 a tres cosas muy importantes: culminación de la
nacionalización petrolera, disolución de la burocracia estatal por problemas de
corrupción (Gadafi proponía una democracia participativa que pondría las decisiones
en las tribus), y distribución de la renta petrolera directamente a manos del
pueblo libio y sin intermediación alguna de la burocracia. En verdad, si me
atengo a sus logros en materia económica, no tengo la menor duda de que lo
hubiera hecho si le dan tiempo.
En materia económica, el caso de Libia es un caso raro en medio oriente,
con excepción quizás de Irán, que es una república islámica con buenos aires de
democracia y con muy buenos resultados en desarrollo humano. Y digo esto,
porque el resto de países petroleros de medio oriente son monarquías que
explotan el petroleo como un negocio privado, como si fuera un patrimonio de
las dinastías que gobiernan por derecho divino a sus países. Y es desde esta óptica
que el caso de Gadafi y Libia pueden ser más bien vistos como un experimento de
democracia económica que resulta atentatorio contra los intereses de esas
dinastías árabes y de sus socios occidentales. El ejemplo de Libia es peligroso
para el statu quo de las monarquías árabes.
Al final de todo, me resulta un escozor con todo esto, porque los
resultados admirables de Libia en materia económica y de bienestar social no
son los resultados que uno podría esperar bajo el régimen de un dictador
carnicero, tal como no lo han pintado la OTAN y sus corifeos de los medios
occidentales.
¿Qué pasa pues en Libia? ¿Es el dictador tan malo como no lo pintan? ¿Es
cierto que existe una verdadera revuelta ciudadana? ¿No serán rebeldes de otro
tipo? ¿Será cierto que hay mucho descontento con Gadafi? Todo eso está bajo la
niebla de los medios y habrá que esperar a la verdad.
Por supuesto que hay materias a mejorar en mucho en Libia en asuntos de
democracia política. Pero lo mismo debe hacerse en casi todos los países de
medio oriente, especialmente en Arabia Saudita y las demás monarquías del golfo
pérsico. Pero bueno, de ese tema de democracia política nos encargaremos en
otro artículo.
Para seguir con lo económico, ahora vea cómo es que el portavoz de Sarkozy
en la OTAN, del presidente occidental más entusiasmado con la guerra a pesar de
ser el más débil (quizás de ahí es el protagonista), acaba de recomendar que se
instale una junta de coordinación política al mando de la OTAN (hecho ya a
partir de ayer, por cierto) para el caso de llevar con “eficiencia” la masacre de
civiles y la intervención por parte de los Estados afiliados a dicho organismo;
algo así como se hizo en Afganistán años atrás. Y el francés hace la recomendación
poniendo referencia expresa a Afganistán, sugiriendo homologar las situaciones
gubernamentales de un jalón. Vea lo que dice el francés:
“Francia quiere que un grupo
supervisor 'ad hoc' de miembros de la coalición, incluida la Liga Árabe (la
dinastía de reyes de la casa de Saud), ejerza el control político…Un modelo
posible sería la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF)
liderada por la OTAN en Afganistán, en la que los participantes que no
pertenecen a la alianza tienen un asiento en el grupo de supervisión.”
Visto lo anterior, vea ahora
lo que ha producido la ISAF en Afganistán. Este país tiene el honorable lugar
número 155 en IDH, y eso sin contar los miles y miles de crímenes de guerra que
no entran en la cifras. Pero no se crea que no tiene sentido. Bueno, no tiene
sentido para nosotros, pero para ellos sí: Afganistán está así por la
depredación de ellos; y a Libia la veremos descender a esos niveles una vez que
ellos se hagan del país.
El objetivo de los Estados de
la OTAN es claro: partir de la base tribal de Libia para balcanizarla y
hundirla en un caos que permita dividir territorios petroleros entre multinacionales
y que luego serán resguardados por señores de la guerra y mercenarios a sueldo
con el parapeto de la paz y el desarrollo humano. Lo mismo que pasó en
Afganistán, pero ahora con el maravilloso premio del petróleo…Hermosura, ¿no?
Al ver la propuesta de los
“políticos” franceses, me permito hacerme una pregunta lleno del mayor estupor:
¿es posible que el presidente francés se tome esa libertad cínica de planear a
sus anchas y ante la opinión pública mundial la manera en que quiere comerse a
Libia? ¿Qué poderes divinos se allega esta persona para planear el futuro de
millones de libios trabajadores sobre los que no tiene soberanía alguna más
allá de la que le otorgan sus febrilidades? ¿Qué demonios pasa con el pueblo
francés…no sé da cuenta del descontrol emocional de su presidente? ¿Adónde han
ido a parar los principios humanistas de la ilustración francesa: a los zapatos
de un señor cualquiera? ¿Ahí, en esa persona
que vocifera por la guerra están René Descartes y las glorias del
racionalismo?
A medida que uno investiga más y más y se atiene a los datos duros, va
saliendo una verdad absolutamente contraria a la retórica belicista y
depredadora del imperio y sus vasallos occidentales. Si se ha dicho que el
imperio invade para proteger y mejorar la vida de los libios, entonces no le
encuentro sentido a las cifras que ha publicado la propia ONU para la realidad
de los últimos veinte años en ese país. Alguien miente entre esas dos partes,
porque los resultados de gobierno de un dictador sanguinario y depredador no
pueden ser los que vemos en estas cifras.
Ha habido situaciones de sangre mucho más lamentables y documentadas en
manos del monarca de Yemen, que las que se le atribuían a Gadafi hasta antes de
la invasión. Y vemos, además, que Yemen ocupa el lugar número 133 en IDH. En
Yemen los datos duros sí van de la mano con la existencia de un dictador
rabioso. En Libia el dictador por lo menos fue más inteligente para derramar
los beneficios hacia su pueblo en alguna medida.
Y viendo los datos desde esta perspectiva, hago una pregunta un tanto
caprichosa: ¿no debería ser Yemen la invadida y Libia la negociada? Por
supuesto que sí. Pero el caso es que Libia vale mucho dinero (1.7 millones de
barriles al día), y es dinero que el loco de Gadafi quiere poner en manos de
las tribus, en tanto que Yemen (290 mil barriles al día) es un pequeño y pobre bocado
que ya está en la alforja y que se cocina aparte por consideraciones
estratégicas del imperio y por relaciones dinásticas con la casa imperial Saud.
Lo que debemos lamentar es que, con esta nueva guerra de invasión, el
imperio va a destruir todos los logros de desarrollo humano del pueblo libio; logros
que lo llevaron al cuarto lugar de los países más exitosos en los últimos cuarenta
años en esa materia. El imperio, con una sola lluvia de bombas, los va a
devolver al tiempo del nefasto, corrupto y proyanqui rey Idris, si no es que al
tiempo de las cavernas y de los beduinos nómadas y guerreros.
Las tribus de Libia son las legítimas propietarias de los recursos de su
país y nadie puede otorgarse a sí mismo el privilegio de poder hacerles valer o
no tal derecho, y mucho menos a través de guerras de intervención y bombardeos.
Las tribus de Libia han demostrado con hechos que pueden llevar a su país a
mejores niveles de bienestar que muchos pueblos que se glorian de ser
democráticos y civilizados. No necesitan de la tutela del imperio ni de
dictadores para conducir su destino.
Qué terrible injusticia están cometiendo todos los ambiciosos con un
pueblo muy trabajador y ejemplar como el libio. Estamos presenciando un proceso
artero y violento de despojo de un pueblo débil y trabajador a manos de un
grosero bárbaro, como en los tiempos remotos de los terribles Asirios…y nadie
se atreve a decir algo, ni a levantar la voz en nombre de la justicia.
Mi más hondo respeto hacia el pueblo libio, y elevo desde mi país mis
plegarias para que el dios de todos los pueblos los ampare en este nuevo
episodio de un amo que ha enloquecido por su avidez bestial.
Buen día.
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