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He revisado una buena cantidad de entrevistas de medios a
AMLO. Entiendo que todavía no tiene un programa político completo bien
estructurado y orgánico. Diría que tiene una propuesta para la nación muy
general, y donde ofrece algo como lo siguiente, en lo sustancial.
La finalidad esencial es la mejora significativa de las
condiciones de vida de toda la población a través del fomento al crecimiento
económico y el desarrollo. AMLO afirma que su propuesta acabará automáticamente
con el problema de los inmigrantes mexicanos en los EUA toda vez que la misma
mejora en la condiciones de vida los arraigará en México. Para el logro de esta
propuesta determina algunos medios fundamentales como: libre comercio, fomento
al mercado interno, excedentes del sector energético, cooperación con EUA, pero
sobre todo honestidad y austeridad. Me queda claro que la honestidad y la
austeridad son la oferta alternativa de AMLO, y que son las variables más
importantes en la realización de su propuesta para la nación. Él afirma dos cosas
fundamentales en este punto: de esas dos variables saldrá la mayor parte de los
recursos necesarios para el impulso del crecimiento y el desarrollo, y con la
combinación de la honestidad y la mejora significativa en las condiciones de vida
de los mexicanos se acabarán la delincuencia y la inseguridad. AMLO está tan
convencido de esto último, que en una entrevista reciente con Ciro Gómez Leyva
afirmó que, de ser presidente, ya no habrá delincuentes porque todos serán
honestos y vivirán bien.
Me queda claro que en la propuesta de AMLO la honestidad es
asumida como factótum o polisolución, o como la conducta que habrá de concurrir
a la solución de los problemas nacionales. Ofrece AMLO en su propuesta un
sencillo modelo sobre la difusión y arraigo de la honestidad entre todos los
mexicanos si es que él es elegido presidente de México. El principio del modelo
es él como presidente que sirve de garantía y gatillo de la honestidad, de tal
forma que a partir de él se difunde por emulación la honestidad entre los mexicanos,
los políticos y los burócratas. Y para reforzar el proceso de emulación afirma que
el primer día de su gobierno como presidente llamará a un acuerdo nacional para
la honestidad. El optimismo de AMLO en esta parte de su propuesta se debe a que
él está convencido de que el pueblo mexicano posee sentido de responsabilidad
moral, pero que está adormecido por la corrupción que ha instaurado en el país
la mafia del poder.
Bien, pues estoy bastante desconcertado con el AMLO actual,
sobre todo por dos cosas. De entrada, no es el AMLO claro y distinto de antes.
Yo no sé qué es AMLO, si un neoliberal camuflado del AMLO de antes, o si el
AMLO de antes camuflado de neoliberal, o si un híbrido. Alegóricamente, el AMLO
de hoy es como un Proteo que no se deja atrapar y definir. Luego, me parece que
está simplificando la realidad de una manera muy irresponsable con la intención
de convertir a su variable preferida, la honestidad, en un factótum o
polisolución. Pero veamos algunos aspectos de esa simplificación de la realidad
en AMLO.
AMLO dice que un presidente honesto detonará la honestidad en
todos los mexicanos por emulación con su presidente. Con sinceridad, a como
están las cosas en el mundo y en este país, me parece que una empresa de este
tipo necesita a un hombre cósmico, con una moralidad completa y autónoma, que
pueda convertirse en el motor espiritual de todos los mexicanos. ¿Tiene AMLO
las cualidades para convertirse en ese motor espiritual?
Cierto que AMLO es un hombre de moralidad muy respetable. Sin
duda que el balance moral en la vida pública de AMLO es muy positivo. Pero
sería una completa exageración decir que es dueño de una moralidad completa.
Cierto que en el contenido biográfico de su vida pública son muchas las
acciones en conformidad con la ley moral, pero también hay algunas acciones que
se resisten a esta ley. Esas resistencias ocurren, por ejemplo, cuando monta en
terquedad o cuando dice mentiras y simulaciones. AMLO también es parte
voluntaria y muy activa de la división y el conflicto nacional, y donde con
frecuencia etiqueta a sus oponentes como malos. Y esto le ha ganado a AMLO una
aversión impenitente de por lo menos la mitad de los mexicanos. En esas
condiciones, ¿cómo piensa AMLO acomodarse como motor espiritual de todos los
mexicanos? Queda a la vista el primer problema de AMLO en este asunto: se está
sobrevalorando. AMLO está creyendo que él puede ser el motor espiritual de
todos los mexicanos, cuando la verdad es que hoy no tiene las cualidades
suficientes para una hazaña de semejante talla.
AMLO dice que el pueblo mexicano está listo para la
honestidad por emulación porque posee sentido de responsabilidad moral. AMLO
está sobrevalorando a los mexicanos en exceso. Está pasando por alto que los
mexicanos, como todos los seres humanos, son falibles y limitados, y que por
ello no son ángeles ni demonios, que están siempre oscilando entre el bien y el
mal, y que por ello son capaces de las mejores cosas y de las peores cosas. A
resultas de eso, AMLO olvida que muchos mexicanos ya derogaron su sentido de
responsabilidad moral, de tal forma que siempre están bien dispuestos a actuar
sin conformidad a la ley moral cuando hay de por medio un móvil suficientemente
seductor. Y lo peor: olvida que hay una muy buena cantidad de mexicanos
dispuestos a hacer el mal radical, incluso como un fin en sí mismo.
El caso de Eva Cadena es un ejemplo fresco de esa indigente
realidad humana, de esa dualidad humana: luminosa y sombría. Eva era una
militante importante de MORENA y candidata de este partido a una presidencia
municipal. Así que ella estaba más que muchos mexicanos obligada a emular a
AMLO y ser honesta. Sin embargo, solo fue necesario que a Eva le acercaran un
móvil seductor en la forma de dinero para que fuera deshonesta y mandara al
diablo el ejemplo de AMLO. Y así como Eva hay una buena cantidad de adherentes
notables de AMLO que han sido deshonestos en algún grado por móviles apuntados
al interés personal. ¿Sabe AMLO cuántas personas como Eva hay en MORENA? Le
puedo asegurar a AMLO que hay muchas. Así que si AMLO no puede insertarse del
todo como motor espiritual entre los suyos, es mínimamente probable y hasta
inverosímil que los mexicanos ordinarios emulen su honestidad. Pero vamos a los
casos más críticos.
AMLO estará de acuerdo en que la clase dirigente mexicana -
políticos y la élite del dinero - es un ejemplo vivo y crítico de que los
hombres son indigentes en lo moral. Lo mismo podemos decir de las personas
ocupadas en el crimen ordinario y organizado. Tal vez en estos estratos de la
sociedad están los hombres y mujeres que con más frecuencia visitan el extremo
del mal, porque de ello depende su poder y su prestigio, y porque en ocasiones
radican su placer en el mal radical. Así pues, afirmar que todos estos
mexicanos renunciarán a sus negocios para emular la honestidad de AMLO, y solo
por el placer de hacer el bien, sería como creer en los milagros. Si AMLO es
razonable estará de acuerdo que en este caso la honestidad solo será posible
por la vía constrictiva de la ley y la fuerza del Estado.
AMLO afirma que si él es presidente los mexicanos accederán a
una mejor condición de vida y que por ello dejarán de emigrar a los EUA. Esto
no es verdad. Los mexicanos seguirán emigrando a los EUA mientras haya un
diferencial de beneficios a favor de estar en EUA - mejores salarios reales y
los beneficios añadidos de estar allá -, y que sea suficiente para convertir la
emigración en un buen negocio. Y los intentos de entrada ilegal a los EUA
seguirán existiendo mientras los mexicanos tengan ese exceso de dignidad que
les hace creer que tienen el derecho arbitrario a entrar a EUA contraviniendo
las leyes de inmigración de ese país.
Lo del fomento al mercado interno me parece muy flojo por lo
siguiente. De entrada, eso dependerá de lo que resuelva hacer Trump con el TLC.
Si nos manda a la porra, como parece que será, entonces no nos queda de otra
que intentar convertir al mercado interno en el eje del crecimiento. Pero para
lograr esto, antes necesitamos que los trabajadores mexicanos reciban un
incremento sustancial en sus ingresos reales porque su poder de compra actual
no da escala para el fomento del mercado interno. Y esto requiere que AMLO
persuada a los empresarios para que accedan a esa mejora en los ingresos de los
trabajadores sin compensar sus pérdidas con aumentos de precios, lo cual, la
verdad, me parece casi imposible.
¿Qué está pasando con AMLO? ¿Por qué esa marcada inclinación
a simplificar la realidad irresponsablemente?
La propuesta de AMLO nos deja en realidad en el mismo statu
quo, aunque con un presidente honesto. Desde luego que hay una ventaja en eso
de tener un presidente honesto, pero eso no basta para detonar un cambio
radical en el país. Para entender esto solo basta volver la vista a Uruguay con
Mujica. En efecto, una experiencia rara como ésta deja al país esencialmente igual
y solo ajusta para la anécdota curiosa. Es por esto que AMLO, en su afán de
persuadir de que no será más de lo mismo, construye una propuesta que
simplifica irresponsablemente la realidad para convertir a la honestidad en un
factótum y polisolución que detonará una suerte de palingenesia nacional - renovación
radical -, pero cuyas consecuencias previstas, como ya vimos, son mínimamente
probables y hasta inverosímiles.
Todo eso me deja claro que AMLO no está asumiendo una actitud
científica y realista ante la política. En su lugar, está trabajando con su
imaginación sin límites, la cual toma sus propias ideas y construye con ellas situaciones
y soluciones a placer. Es por eso que AMLO tiende en este tiempo a simplificar
la realidad en exceso. Sin embargo, lo único que está consiguiendo son imágenes
ficticias de situaciones y sus soluciones que no se ajustan al comportamiento
real de los seres humanos de carne y hueso, o que no encuentran explicación o
motivo en dicho comportamiento. Y todo eso pone de golpe a AMLO en la fantasía,
porque a eso equivale la imaginación sin límites: fantasía, a la que llamamos la
loca de la casa.
Es muy divertido jugar con la imaginación. Incluso cuando esa
imaginación se sujeta al menos al sentido común y lo verosímil, se puede
convertir en un generoso manantial de grandes y muy fecundas ideas. Pero cuando
esa imaginación disuelve sus reglas y límites y se convierte en fantasía, a
menudo puede jugar con nosotros y muy mal. Y es por eso que resulta muy
peligroso que la fantasía, o la loca de la casa, asalte a la política. La
historia es muy ilustrativa respecto a las monstruosas consecuencias que pueden
derivar de políticos que terminaron como instrumentos de la loca de la casa.
Tomemos, por ejemplo, los casos extremos de Stalin y Mao. Sabemos que esos dos
hombres construyeron con su fantasía imágenes ficticias del hombre y su
sociedad que no se ajustaban al comportamiento de los hombres reales, y que por
su obstinación fantástica reportaron consecuencias desastrosas para millones de
seres humanos.
AMLO se está dejando engañar por la loca de la casa y se está
pareciendo algo al Cristo de Sevilla de la novela Los hermanos Karamazov, de
Dostoievski. Pero los hombres no son todo lo bueno que cree AMLO, y ni él mismo
es lo que cree ser.
Y eso es todo.
Puede leer este artículo también en el diario digital mexicano SDP, donde regularmente publico los trabajos o artículos que usted ve en el acervo de este blog
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