Ya estamos a pocos días, tal vez a horas, de que se publique
el famoso memo FISA que, a decir de los congresistas republicanos, expondrá las
múltiples, sistemáticas y graves irregularidades del gobierno de Barack Obama
en la gestión del espionaje, no sólo contra Donald Trump y otros republicanos,
sino contra otros muchos ciudadanos norteamericanos. Hoy, a las cinco de la
tarde de Washington D.C., el Comité de Intel de la House votó a favor de
publicar el famoso memo FISA. Como dije en mi primer artículo de esta saga del Obamagate, el memo pasará a la Oficina Oval
para consideración del Presidente, y si éste no tiene inconveniente en su
publicación en los siguientes cinco días, entonces dicho documento se publica.
Sin embargo, desde ayer el presidente Donald Trump anunció que no tiene inconveniente
en que se publique el memo FISA, de tal forma que esos cinco días de espera se
pueden obviar. Si es así, el memo podría ser publicado en cualquier momento, o
incluso puede ocurrir que el presidente Donald Trump lo lea en su discurso
sobre el "Estado de la Unión" ante el Congreso el día de mañana.
Pero ¿cuál es el contenido de ese famoso memo FISA? Hasta el
momento sigue siendo un documento clasificado del Estado. Los únicos que
conocen su contenido son los representantes de la House y el director del FBI, Christopher
Wray, quien ayer domingo estuvo en el Capitolio revisando el documento. Sin
embargo, creo estar en condiciones de poder extrapolar el contenido real del memo
con un respetable grado de probabilidad de acierto. Para esto solo necesito
acudir a los datos - sucesos y personas - que he ido consignando en mis dos
anteriores artículos de esta saga del Obamagate, para desde ahí extrapolar la
forma en que se organizaron los personajes en una operación ilegal muy bien
coordinada para ejercer espionaje político desde el Estado contra los rivales
republicanos - Donald Trump y otros republicanos - de Hillary Clinton y Barack
Obama durante y después de las elecciones del 2016. Al final de este artículo
le dejo al lector enlaces a los dos artículos anteriores en esta saga, por si
gusta consultar detalles.
Los hechos consumados:
Bien, Glenn Simpson, el propietario de Fusion GPS, venía
realizando la investigación de la presunta colusión Trump-Rusia desde el año
2015, durante las primarias presidenciales, cuando dicha tarea le fue
encomendada por un republicano notable que permanece en el anonimato hasta el
momento. En abril de 2016 Hillary Clinton y el Partido Demócrata contratan a
Glenn Simpson para que siga con esa investigación. En el mismo mes de abril Simpson
contrata al exespía británico Christopher Steele como principal informante. A
Steele le precedía en ese momento una buena hoja de servicios como investigador
privado. Y así es como se empieza a dar forma al dossier de Fusion GPS contra
Trump. Lo cierto es que, con el tiempo, el dossier terminó tan desacreditado
que el mismo James Comey lo definió como un conjunto de alegaciones no probadas
y salaces en una de sus comparecencias ante el Congreso.
Todas las áreas del gobierno de los EUA que tienen relación
con la inteligencia y seguridad nacional pueden usar la base de datos de
inteligencia de la NSA con amplio margen de libertad, a veces sin tener que
acudir a autorizaciones de la Corte FISA. Dos de las áreas incluidas en este
caso son la División de Seguridad Nacional del Departamento de Justicia y la
División de Contrainteligencia del FBI. Pero en el año 2016 el director de la
NSA, el almirante Mike Rogers, se percató de un problema de consultas
irregulares o ilegales en la base de datos de inteligencia del organismo. El
problema era en el capítulo FISA-702, que es la base de datos de inteligencia
realizada sobre extranjeros en otros países. A raíz de eso, el almirante Rogers
ordenó una auditoría completa a las consultas sobre esa base de datos. El 20 de
octubre de 2016 el almirante Rogers ya tenía el resultado de la auditoría, y
seis días después, el 26 de octubre, informa a la Corte FISA de las múltiples
consultas no autorizadas a la base de datos FISA-702. En la Corte FISA fallan a
favor del almirante Rogers el 26 de abril de 2017, y a los dos días, el 28 de
abril, el almirante Rogers canceló todas las consultas a esa base de datos. Lo
más revelador en todo esto es lo siguiente: la consulta irregular a la base de
datos FISA-702 que más preocupó al almirante Rogers fue una realizada el 18 de
abril de 2016 por un contratista privado del FBI. Y curiosamente, el mismo 18
de abril el FBI suspende a ese contratista todo acceso a dicha base de datos.
En junio de 2016 el FBI y la División de Seguridad Nacional
del Departamento de Justicia gestionan su primer requerimiento de vigilancia o
espionaje contra Donald Trump en la Corte FISA. Esta solicitud fue denegada. En
julio de 2016 el FBI abre investigación en torno a la presunta colusión
Trump-Rusia, donde el agente Peter Strzok es el investigador a cargo. Entre
junio y julio de 2016 hay interacciones entre Peter Strzok y Christopher Steele.
En agosto de 2016 Christopher Steele le hace llegar el dossier al senador John
McCain, quien a su vez lo pasa al FBI.
El 7 de diciembre de 2017 el Comité de Intel de la House da a
conocer que Bruce Ohr, Fiscal General Adjunto y Director de la Fuerza Antidrogas
del Departamento de Justicia, había mantenido relaciones de colaboración
ocultas con Glenn Simpson y Christopher Steele, autores del dossier Fusion GPS,
durante y después de las elecciones del 2016. En esta ocasión se da a conocer
que Bruce Ohr se había reunido con Christopher Steele en octubre de 2016, y con
Glenn Simpson luego de las elecciones. Bruce Ohr es degradado por esta
revelación. A los cuatro días, el 11 de diciembre de 2017, el Comité de Intel
de la House anuncia que la esposa de Bruce Ohr, Nellie Ohr, había trabajado
para Fusión GPS durante el verano y el otoño del 2016. Nellie Ohr tiene
experiencia profesional en inteligencia, especialmente en relación a Rusia.
En octubre de 2016 el FBI y la División de Seguridad Nacional
del Departamento de Justicia vuelven a presentar un requerimiento de vigilancia
o espionaje contra Donald Trump en la Corte FISA. Esta vez la gestión tiene
éxito y la demanda de vigilancia se autoriza. En esta segunda gestión el
dossier Fusion GPS ya era parte de las pruebas de la gestión.
Como ya sabemos, el equipo de transición del presidente
electo estaba instalado inicialmente en la Torre Trump de Nueva York. El 18 de
noviembre de 2016 se filtra en los medios que el almirante Mike Rogers,
director de la NSA, se había entrevistado un día antes en la Torre Trump, y muy
en privado, con el presidente electo Donald Trump. A partir de ese momento los
medios afines al partido demócrata, como el Washington Post y CNN, empiezan una
campaña mediática contra el almirante Rogers diciendo que el Pentágono y la
Comunidad de Inteligencia querían su baja por deslealtad al gobierno de Obama. Pero,
curiosamente, al día siguiente de esa reunión entre el presidente electo y el
almirante Rogers, el equipo de transición se movió a otras instalaciones en
Nueva Jersey.
Extrapolando el contenido del memo FISA:
La empresa de Glenn Simpson, Fusion GPS, era la empresa
contratada por el FBI y que estuvo accediendo a la base de datos de inteligencia
FISA-702 de la NSA. El FBI le cerró a Fusion GPS el acceso a la base de datos
el 18 de abril de 2016, el mismo día que el almirante Mike Rogers, director de
la NSA, se había percatado de los accesos ilegales de Fusion GPS. Hillary
Clinton y el Partido Demócrata contratan a Fusion GPS en el mismo mes de abril,
y es entonces que Nellie Ohr y Christopher Steele empiezan añadirle sus
ingredientes personales a la fórmula, que incluía algo de la base de datos de
inteligencia FISA-702 de la NSA que había obtenido antes la empresa Fusion GPS.
Pero siguieron trabajando coordinadamente con Bruce Ohr, el marido de Nellie, y
Peter Strzok, el agente de contrainteligencia del FBI. Gracias a eso, Nellie y
Christopher Steele siguieron teniendo acceso indirecto a la base de datos de la
NSA a través de Bruce Ohr. Y en agosto de 2016 Glenn Simpson entrega el dossier
al FBI a través de John McCain. Este movimiento hacia McCain sigue siendo un
misterio.
En octubre de 2016 el FBI y la División de Seguridad Nacional
del Departamento de Justicia obtienen la autorización de la Corte FISA para
ejercer vigilancia o espionaje contra Donald Trump y otros republicanos, usando
el desacreditado dossier de Fusion GPS a manera de prueba. El 8 de noviembre de
2016 Donald Trump gana las elecciones presidenciales. El 17 de noviembre de
2016 el almirante Mike Rogers, director de la NSA, se reúne en privado con el
presidente electo para informarle que él y algunos de sus colaboradores están
siendo blancos de espionaje político por parte del gobierno de Obama. Y al día
siguiente, el presidente electo ordena que su equipo de transición se mueva a
Nueva Jersey para evadir ese espionaje.
Jeff
Sessions asume como Procurador General de Justicia de los EUA el 9 de febrero
de 2017. A poco menos de un mes de haber asumido se recusa de intervenir en la
investigación de la presunta colusión de Donald Trump con Rusia, con lo cual
deja abierta la puerta para la creación de un fiscal especial para esta
investigación. El 26 de abril de 2017 Rod Rosenstein asume como Subprocurador
General de Justicia, y el 17 de mayo, asumiendo que la investigación contra
Trump es legal y razonable, crea la fiscalía especial para el caso Rusia-Trump,
y coloca ahí a su viejo amigo y excompañero del FBI, Robert Mueller.
En suma, creo que el memo FISA nos revelará lo siguiente.
Hubo una operación ilegal y coordinada entre Hillary Clinton, el Partido
Demócrata, algunos funcionarios del aparato de justicia - FBI y el Departamento
de Justicia -, la empresa Fusión GPS y algunos medios afines al Demócrata, con
el objetivo de destituir al presidente de los EUA fabricándole una prueba
artificial y arbitraria que permitiera la creación de un fiscal especial, para
desde ahí llevarlo a los tribunales o a un juicio político. Esa prueba era el dossier
Fusion GPS. Y para construir esa prueba extrajeron de manera ilegal información
de la base de datos de inteligencia de la NSA, para luego camuflarla con
habladurías de Nellie Ohr y Christopher Steele. El carácter externo e
independiente de la prueba lo aportaba la marca de la empresa Fusion GPS. Y
finalmente, la credibilidad del dossier se soportaría con la falacia de la
autoridad: la buena hoja de servicios de Christopher Steele en las
investigaciones privadas y la difusión de la narrativa a través de los medios
afines a esta operación ilegal.
En efecto, Christopher Steele y la empresa Fusion GPS aparecerán
al final como parapeto en todo esto, un camuflaje de independencia y
credibilidad para quienes realmente hicieron el trabajo: los funcionarios del
aparato de justicia implicados. Y más me persuado de esto si tomo en cuenta que
hace días el presidente del Comité Judicial del Senado, Chuck Grassley, le
dirigió un oficio al Departamento de Justicia exigiéndole que abra
investigación criminal contra Christopher Steele por mentir a las autoridades
federales: FBI. En efecto, creo que los congresistas republicanos ya saben que el
exespía británico y Fusión GPS son simple camuflaje.
Recuerde el lector que estoy extrapolando el contenido del
memo FISA en base a los datos que tengo. Puedo acertar o equivocarme. Pero de
lo que sí estoy cierto es de lo siguiente. Si me atengo a las declaraciones que
han ido lanzando algunos congresistas republicanos, creo que el contenido de
ese memo detonará el escándalo político más importante en la historia de los EUA.
En el escándalo Watergate Richard Nixon estuvo a punto de ser indiciado sólo
por 18 minutos de una grabación donde se presumía estaban las pruebas de su
espionaje político. Bueno, a la luz de lo apuntado en este artículo, apuesto a
que el Watergate quedará como un inocente juego de niños frente al Obamagate.
Un signo de la gravedad de este asunto lo da un suceso de
hoy: el subdirector del FBI, Andrew McCabe, renunció a primera hora del día. Se
puede inferir que esto ha sido resultado del hecho que ya mencioné arriba: el
director del FBI pudo revisar ayer domingo el contenido del memo FISA en el
Capitolio. Seguramente ya sabe que McCabe está en la parrilla judicial y lo
reventó hoy.
Como ya sabemos, el gobierno de Obama admitió que ejerció
espionaje sobre Trump y otros republicanos arguyendo razones de seguridad
nacional y fundado en la narrativa de la colusión de Trump con Rusia. Ahora,
frente a la realidad del memo FISA, todo indica que mintió, que su verdadero
móvil era electoral y político. Pero los problemas pueden ser mayores todavía
para Obama porque llegó a tal extremo de imponer sanciones a Rusia y correr de
los EUA a varios rusos en el servicio diplomático en ese país. Y por supuesto
que éstas acciones sólo fueron una estrategia para persuadir a los
norteamericanos sobre la falsa narrativa de la colusión con Rusia y justificar
su espionaje político contra Trump y otros republicanos.
Vienen tiempos muy difíciles y amargos para Barack Obama y
toda su camarilla, sin duda alguna.
Le comparto enlace al primer artículo de la saga: "Obamagate:
¿Van a prisión Barack Obama, Hillary Clinton y otros demócratas?"
Le comparto enlace al segundo artículo de la saga: "Obamagate:
¿El FBI de Barack Obama conspiró contra Donald Trump?"
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