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AlexCovarrubias |
Antier Donald Trump
anunció que ha terminado el TLC tal como lo conocíamos y entramos a un nuevo
acuerdo bilateral EUA-México, y al que ya bautizó como: “United States-Mexico
Trade Agreement” - USMTA en lo sucesivo -. Lo que pase con Canadá en los
siguientes días, entre o no a un acuerdo comercial con EUA y México, no
afectará a este acuerdo bilateral. Así que podemos considerarlo como el acuerdo
en lo general que normará las relaciones comerciales entre estos dos países
durante los años que siguen. Incluso así lo dejó ver Robert Lighthizer en
declaraciones del día de ayer.
He notado que hay mucha
confusión entre los mexicanos en torno al balance de resultados para cada país en
este acuerdo bilateral. No tienen claridad respecto a si los dos países ganan o
si hay un ganador y un perdedor. Veo que esta confusión se debe a que los grandes
medios están simulando y hasta ocultando la realidad, con lo cual ponen al
auditorio frente a un escenario contradictorio. Por un lado, los medios y el
equipo negociador mexicano tratan de difundir la idea de un triunfo del
gobierno de EPN, pero, por otro lado, las declaraciones de entera satisfacción
de Trump desafían esta posición dejando la idea de que el ganador neto de este
arreglo ha sido EUA. Bien, creo que podemos anular esta confusión si hacemos un
análisis comparativo del antes y el ahora en esta larga controversia comercial.
A eso voy enseguida.
El TLC o la historia de una muerte anunciada:
Empecemos por focalizar
lo esencial en la controversia comercial de EUA contra los otros dos países: las
reglas de origen en la manufactura - contra México y Canadá -, las pésimas
condiciones laborales de los trabajadores mexicanos - contra México - y el
proteccionismo en el sector agrícola - especialmente contra Canadá -. El resto
de asuntos en la negociación, como la cláusula Sunset y la resolución de
controversias, son secundarias. Pero la sustancia de la controversia de EUA en
este asunto está en las reglas de origen en la manufactura.
Para el gobierno de
Donald Trump el TLC tenía una falla fatal: México y Canadá se estaban
especializando cada vez más en ensamblar productos elaborados por terceros
países, no incluidos en el TLC, para luego introducirlos al mercado
norteamericano como productos finales y aprovechando las ventajas normativas
del TLC sin pertenecer al mismo. Este comportamiento dio lugar a una puerta
trasera de entrada desleal al mercado norteamericano para esos terceros países.
Como ocurre en estos casos, el estímulo para la formación de esa falla fatal
fueron las ganancias extraordinarias para las corporaciones privadas implicadas
en el TLC, toda vez que con sólo ubicarse en México o Canadá podían bajar
costos usando insumos importados desde esos terceros países, que son
significativamente más baratos, y en el caso de México usando además su mano de
obra muy barata. El resultado de todo esto fue que la base industrial norteamericana
se desplazó gradualmente hacia México y Canadá, que es el punto principal de
controversia de Donald Trump contra el viejo acuerdo comercial o TLC.
Ahí tenemos la
contradicción esencial que detonó la controversia un año atrás por iniciativa
de EUA: el gobierno de Donald Trump desea un acuerdo comercial que anule la
falla fatal a fin de estimular el retorno de su base industrial, en tanto que para
EPN y Justin Trudeau lo mejor está en sostener el statu quo o el viejo TLC,
gracias al cual se convirtieron en los receptores de la base industrial foránea
atraída por el TLC, especialmente la norteamericana.
El conflicto y la muerte
del TLC siempre fueron muy predecibles en el campo de Donald Trump. Desde las
elecciones presidenciales del 2016 en EUA su posición siempre fue muy clara al
respecto: jamás aceptaría un acuerdo comercial que sostuviera la falla fatal.
Al convertirse en presidente de los EUA relaja un tanto su posición para darle
la oportunidad a México y a Canadá de rediseñar el acuerdo para anular la falla
fatal, pero en esencia su posición seguía siendo la misma. Sin embargo, hacia
el final de la ronda seis, en enero 29 de este año, ya era evidente que Donald
Trump estaba cancelando la oportunidad que le había dado al TLC. Las
declaraciones de Robert Lighthizer al final de esa ronda no dejan lugar a dudas
en torno a que EUA había renunciado al TLC y ponía distancia con Canadá. Dos
meses después, hacia marzo de este año, ya vemos a Donald Trump perfilado a una
solución: construir acuerdos bilaterales con México y Canadá que anularan la
falla fatal. Fue a partir de entonces que Trump se empezó a mover hacia la ruta
bilateral con México y dejando de lado a Canadá temporalmente. Sobre las causas
que motivaron esa ruptura con Canadá me ocuparé en el siguiente artículo.
Este movimiento de Trump
hacia la ruta bilateral con México fue una estrategia muy eficaz. Al construir
un acuerdo bilateral con México - USMTA - en las entrañas de un acuerdo
trilateral - TLC - Trump se está ahorrando todo el trámite de rigor para el
logro de sus objetivos. Se ahorra el tramo de tiempo exigido para dar por
terminado el TLC de manera oficial y empezar nuevos acuerdos bilaterales. Eso,
a la vez que le ahorra tiempo, le ahorra presiones del lobby globalista, que
pugna por sostener el TLC. Y por supuesto que la eficacia de esta estrategia
queda demostrada al darle los resultados que deseaba: consigue un acuerdo
bilateral con México y pone a Canadá en situación muy difícil, sin
apalancamiento de negociación. Si Canadá vuelve, solo tiene dos opciones: o
toma la propuesta de Trump o adiós.
Las disposiciones claves en el acuerdo bilateral México-EUA:
Las disposiciones más
importantes del acuerdo bilateral USMTA se refieren al aumento en el contenido
de origen regional obligatorio en el sector automotriz, que pasa del 62.5% al
75%, y en los salarios del mismo sector: entre el 40% y 45% del contenido
automotriz deberá ser realizado por trabajadores que ganen un salario base
promedio de 16 dólares la hora. A modo grueso, esto significa que cada planta
de autos en México tendrá ahora que fabricar el 75% de sus insumos en México o
EUA, no en otros terceros países fuera del acuerdo, y con un 45% de
trabajadores que ganen al menos 16 dólares la hora. De igual forma, se han
acordado normas de origen más estrictas para otros productos industriales, como
los químicos, textiles, intensivos en acero y vidrio.
También se acordaron
normas estrictas de seguridad para la fabricación de alimentos y se eliminan
subsidios y aranceles en el comercio agrícola binacional. Este tema nos podría
ocupar otro artículo.
Pero creo que las disposiciones
más interesantes para los mexicanos están en el apartado laboral del acuerdo
bilateral. Son disposiciones que podrían aumentar el nivel de vida de los trabajadores
mexicanos si AMLO se cuida bien en ponerlas en vías de hechos en este país. Y
como creo que es muy importante que los mexicanos se enteren de esto de pasada,
he optado por consignar textualmente este apartado, tal como aparece en el
comunicado de la Oficina de Representación Comercial de los EUA. Dice este
comunicado oficial lo siguiente:
"Los Estados Unidos
y México han acordado un capítulo del Trabajo que incluye las obligaciones
laborales en el centro del acuerdo, las hace plenamente aplicables y representa
las disposiciones más sólidas de cualquier acuerdo comercial.
Logro clave:
Representación de los trabajadores en las negociaciones colectivas: El capítulo
del Trabajo incluye un Anexo sobre la Representación de los Trabajadores en la
Negociación Colectiva en México, en virtud del cual México se compromete a
adoptar medidas legislativas específicas para prever el reconocimiento efectivo
del derecho a la negociación colectiva.
Logro clave: Derechos
laborales reconocidos por la Organización Internacional del Trabajo: El
capítulo del Trabajo requiere que las partes adopten y mantengan en la ley y
practiquen los derechos laborales reconocidos por la Organización Internacional
del Trabajo, para hacer cumplir efectivamente sus leyes laborales, y no renunciar
o derogar sus leyes laborales. Además, el capítulo incluye nuevas disposiciones
para tomar medidas para prohibir la importación de bienes producidos por el
trabajo forzoso, para abordar la violencia contra los trabajadores que ejercen
sus derechos laborales, y para garantizar que los trabajadores migrantes estén
protegidos por la legislación laboral.
Logro clave: Nueva regla
de contenido de valor laboral: Para apoyar los empleos en América del Norte, el
acuerdo requiere nuevas reglas de origen comerciales para impulsar salarios más
altos al exigir que el 40-45 por ciento del contenido del automóvil sea hecho
por trabajadores que ganan al menos 16 dólares por hora" - ya lo vimos
arriba -.
La apuesta de Trump por AMLO empezó a funcionar:
En mis dos anteriores
artículos en este diario me ocupé en el papel que jugó Donald Trump en las
elecciones presidenciales en México. Fue más importante de lo que creemos. Una
de las cosas que decía ahí era que Donald Trump terminó apostando por AMLO y
que su móvil fue la economía de esfuerzo en lo que le interesa a Trump en el
fondo: la expansión y consolidación de su programa America First en EUA y en la
parte del mundo que le corresponde a México. Y por supuesto que la relación
comercial bilateral es un capítulo principal de ese programa - ver nota de pie
al final -. Se trató de una apuesta muy razonable porque AMLO le ofrecía dos
premios bastante atractivos que no le ofrecían ni Anaya ni José Antonio Meade:
1) un programa para el Estado mexicano que tiene un espíritu muy amistoso con
el America First; 2) autonomía política respecto del establishment mexicano y
externo, que son enemigos de Trump por definición. Y también era una apuesta
razonable en el momento de darse porque era de mínimo riesgo si consideramos la
clara ventaja que tenía AMLO en las preferencias electorales. Era tan amplia la
ventaja, que la apuesta de Trump sólo necesitaba lo que ocurrió: que EUA no
estorbara en el proceso democrático en México.
El factor 1 anterior, el
más importante, se cristalizó desde el arranque de las campañas en México,
cuando AMLO empezó a lanzar declaraciones que lo acomodaban bastante bien con
las pretensiones del programa comercial de Trump. A nuestro propósito, se
resaltan los siguientes dos acuerdos declarados por AMLO: está de acuerdo con
Trump en el aumento del contenido regional - con lo cual reconoce el problema
de la falla fatal del TLC - y en la homologación de las condiciones laborales
entre México y EUA.
Ni duda cabe que esa
apuesta por AMLO fue el dato fundamental de Trump para atreverse a explorar la
ruta del acuerdo bilateral con México dejando de lado a Canadá. Y el triunfo de
AMLO en las elecciones presidenciales y la concreción de un acuerdo bilateral
son la demostración palmaria de que la apuesta de Trump está funcionando hasta
este momento.
Pero la sinergia entre
AMLO y Trump en el capítulo comercial puede ser más estrecha de lo que creemos,
llegando incluso a la colaboración silenciosa en ciertos temas. Sé por buenas
fuentes - no mexicanas -, por ejemplo, que Robert Lighthizer le ha pedido hasta
en dos ocasiones a Jesús Seade que se quede a platicar con él a solas luego de
concluidas las sesiones de trabajo con el equipo de EPN. ¿Qué han platicado
Seade y Lighthizer? Bueno, todo parece indicar que asuntos de mucho interés
para AMLO, como el aumento del contenido regional pero especialmente la mejora
de las condiciones laborales de los mexicanos, dos puntos que han salido
triunfantes en el acuerdo bilateral.
El balance del acuerdo bilateral EUA-México: ganadores y perdedores.
Las disposiciones de
origen y laborales del acuerdo bilateral USMTA avanzan significativamente en la
anulación de la falla fatal y en el aumento de salarios y prestaciones para los
trabajadores mexicanos. El efecto combinado de estos dos factores será eliminar
gran parte de los dos móviles que llevaban a las corporaciones privadas de EUA
y el resto del mundo a desplazarse a México: entrada desleal al mercado
norteamericano y los bajos salarios de los trabajadores mexicanos. A partir de
estas nuevas disposiciones las empresas ensambladoras en México tendrán que
decidir si seguir en México o moverse a EUA. Otro efecto importante es que los
terceros países que ensamblan productos en México o EUA tendrán que producir un
mayor porcentaje de sus insumos en cualquiera de estos dos países.
Dado lo anterior, es
bastante predecible que la producción de bienes finales y de insumos se
desplazará de manera preferente a los EUA y que México perderá inevitablemente
alguna parte de la base industrial que ganó durante la vigencia del TLC. La
misma pérdida sufriría Canadá si se suma a un acuerdo bilateral con EUA en los
mismos términos que se han dado con México. Esta inferencia se refuerza si toma
en cuenta la colosal palanca del Estado norteamericano en los ámbitos
financiero, político y de gestión de inversiones, así como la enorme riqueza
subyacente de EUA.
Así pues, ni duda cabe
que el gran ganador con este acuerdo bilateral es EUA. Se trata de otro triunfo
más de Donald Trump en la implementación de su programa comercial en el mundo,
donde está doblando a todos: Unión Europea, China, Corea del Sur y Canadá.
Los dos grandes
perdedores con este acuerdo bilateral son las corporaciones privadas insertadas
en el marco del TLC y Wall Street. De un golpe han perdido la puerta trasera
desleal al mercado norteamericano y verán incrementados sus costos por el factor
trabajo mexicano. No son minucias las pérdidas que reportarán en estos dos
departamentos, se trata de ganancias extraordinarias que se cifran en billones
de dólares. Están en riesgo también inversiones trillonarias que las
corporaciones privadas han aplicado en México durante la vigencia del TLC.
Pierden algunos países
asiáticos y europeos que usaban la puerta trasera desleal a EUA inserta en el
TLC y los bajos salarios mexicanos. Los dos grandes perdedores en este
departamento son China y Alemania. Solo China perdería una infraestructura
billonaria de industria y transporte marítimo diseñada especialmente para usar
esa puerta trasera desleal vía México y Canadá. La única alternativa de todos
estos perdedores – corporaciones privadas y gobiernos - sería producir un mayor
porcentaje de sus insumos en México, lo cual implica pérdida de base industrial
y merma de ganancia extraordinaria.
Pierden EPN y su equipo
negociador. Sus posiciones de negociación se degradaron horriblemente a lo
largo del tiempo. Pasaron de postular por el sostenimiento del statu quo en el
TLC a satisfacer la sustancia de las pretensiones del programa comercial de
Donald Trump. Pierde también el UNIPARTY, la asociación informal y orgánica
entre el Republicano y el Demócrata - el PRIAN de EUA -, toda vez que también
postulan por el sostenimiento del statu quo en el TLC.
¿Y AMLO? Yo creo que el
resultado para AMLO es una ganancia condicional por los siguientes factores. Las
disposiciones del capítulo laboral del acuerdo bilateral le dan a AMLO las
bases suficientes para poner en marcha una política laboral que aumente de
manera significativa el nivel de vida de los trabajadores mexicanos. Sin
embargo, creo que enfrentará resistencias de la élite empresarial mexicana por
cuanto el giro de ésta no es la mejora del nivel de vida de los trabajadores,
sino su empobrecimiento. Se puede prever incluso que, en respuesta al capítulo
laboral del acuerdo bilateral, la élite empresarial busque sustituir mano de
obra con capital. A este respecto es bastante sugerente lo que decía antier
Juan Pablo Castañón, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, sobre una
de las virtudes del acuerdo bilateral: estimula el trabajo con más tecnología.
En fin, creo que esto dependerá de la capacidad de maniobra de AMLO con la
élite empresarial.
En cuanto a base
industrial y empleo, lo ideal para AMLO sería que, en el marco del acuerdo
bilateral, pudiera llegar a una suerte de asociación de fabricación estratégica
con EUA que le permita retener una parte significativa de sus inversiones
actuales y expansionarlas a futuro. Pero yo no estoy todavía cierto en torno a
si esto se podría lograr por los siguientes factores.
Las palabras de Jesús
Seade antier en la conferencia de prensa del equipo "negociador"
mexicano - ¿alguna vez México ha podido negociar con EUA? -, dejan claro
implícitamente que el acuerdo bilateral pondrá a México en la condición de perder
base industrial en favor de EUA, especialmente en la zona de altos salarios.
Para esto, note el lector que Seade definió al acuerdo bilateral como un
"ejercicio de control de daños" en un acuerdo trilateral - TLC - que
había sido muy bueno para México. Así pues, es claro que el control de daños
será en favor de EUA en la forma de retorno de base industrial a ese país. Pero
en esa rueda de prensa Seade se mostró muy optimista en torno a las
posibilidades del gobierno de AMLO para compensar ese impacto negativo
expansionando la inversión en México. Pero, para ser sinceros, a este momento
yo no sé hasta qué grado AMLO sea capaz de lograr eso si me atengo a la cruda
realidad.
De entrada, habría que
esperar a ver los detalles del acuerdo bilateral para saber si sus
disposiciones en lo granular permiten plantearse ese fin optimista. Seade las
conoce ya, y tal vez a eso responde en parte su optimismo. Luego, como AMLO
gestionará un Estado que no cuenta con riqueza subyacente, es claro que todo su
esfuerzo descansará en su capacidad de gestión de inversiones en el sector
privado nativo y externo. Sin embargo, EUA también estará aplicado a la misma
tarea y yo no veo cómo México pueda acercarse a la poderosa palanca de ese país
en lo financiero, político y gestión de negocios.
Por todo lo anterior,
prefiero afirmar que AMLO logró avances importantes con el acuerdo bilateral poniendo
las bases para lograr cosas valiosas en materia económica, laboral y social
para este país. Pero está por verse si podrá convertir esos avances en triunfos
definitivos para México. Todo dependerá de su capacidad de gestión.
Vuelvo a la rueda de
prensa que dio antier el equipo "negociador" mexicano. Fue muy
importante en varios aspectos, pero mucho más en la señal implícita que nos
mandó sobre el saldo final de las negociaciones bilaterales, y que ya describí
arriba: el gran ganador fue Donald Trump, el perdedor fue EPN y AMLO se queda
fecundo en posibilidades. Basta ver las actitudes de los personajes para darse
cuenta de esto. El Secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, se vio aburrido,
con poco interés, por momentos desencajado y tratando de diluir la derrota tremolando
banderas de triunfos o empates en temas secundarios, como la cláusula Sunset y
la resolución de controversias. Luis Videgaray se vio tranquilo y satisfecho,
mas no feliz. Normal, se llegó a la solución que él había anticipado meses
antes. Pero Seade estuvo a punto de confesar la realidad: se trató de un ejercicio
de control de daños de un acuerdo que había funcionado muy bien para México,
pero el gobierno de AMLO podrá más que compensar las pérdidas.
La simulación mediática en torno al acuerdo bilateral México-EUA:
Aclarado el saldo final
de estas negociaciones bilaterales entre EUA y México, y sin ir a lo granular,
nos queda claro ya que los grandes medios mexicanos y extranjeros están
simulando y hasta ocultando la realidad de este acuerdo bilateral. Un ejemplo
de simulación es eso de buscar sembrar la idea de que el equipo
"negociador" de EPN logró un triunfo arrollador. Ejemplo de
ocultamiento es la nula difusión que le dan al capítulo laboral del acuerdo
bilateral. ¿Y por qué están simulando y ocultando la realidad?
La respuesta a esa
pregunta es muy simple. Pero antes de responder, es preciso tener a la vista la
justa verdad en este asunto. En primer lugar, el acuerdo bilateral es una
derrota en redondo para las corporaciones privadas multinacionales y su matriz financiera:
Wall Street. En segundo lugar, el acuerdo bilateral pone las bases para el
logro de mejoras significativas en el nivel de vida de los trabajadores
mexicanos y yanquis. Y en tercer lugar, la derrota fue infligida por Donald
Trump y AMLO. En efecto, entre los dos mataron al TLC y le dieron un tiro de
muerte a las corporaciones privadas y a Wall Street. Pero difundir esta justa
verdad sería para los grandes medios aceptar la realidad: que Donald Trump está
avanzando en la demolición del viejo orden globalista. Y eso no lo pueden
decir. Por eso simulan y ocultan la verdad.
Nota de pie:
https://www.sdpnoticias.com/nacional/2018/06/15/si-no-ocurre-un-milagro-amlo-sera-presidente-a-pesar-de-la-elite-empresarial
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