Según es nuestro criterio de
verdad en el día a día - discurso consecuente con los hechos -, alguien emite
una afirmación falsa en cualquier asunto porque pervierte los hechos - miente
deliberadamente - o porque ha errado en su apreciación de los hechos. Se puede
tolerar el error o la inexactitud en las afirmaciones de alguien que es
relativamente lego en algún asunto complejo y abstracto que puede dar lugar a
paradojas o confusiones, pero no se puede tolerar el yerro de alguien que se
precia de experto, y menos en asuntos donde los hechos y su verdad son evidentes
para todos, hasta para los más hoscos de entendederas. Lo cierto es que quien
afirma cosas contra los hechos en conciencia plena, solo puede ser tenido como
un perfecto idiota y un vulgar mentiroso.
Desde que se dieron los
lamentables hechos de Antúnez, Michoacán, ha estado fluyendo información
variada y confusa sobre las causas y los saldos en vidas de civiles truncadas.
Aunque hubo quienes hablaron hasta de 11 muertos y más heridos, la mayoría de
la información tiende a concentrarse en las cifras de 4 y menos, donde a veces
se cuenta a un o una menor de edad. En torno a las causas prima igual
confusión: Unos diciendo que todo se debió a un enfrentamiento entre
autodefensas y fuerzas del gobierno, y otros afirmando que fue resultado de un
acto de poder arbitrario de elementos del ejército ante una multitud de
michoacanos irritados por las recientes acciones del gobierno en el conflicto
de aquella tierra caliente.
De inmediato me quedó claro que
toda esta confusión era resultado de la clara intención de los medios
avasallados al dinero del régimen de EPN por desinformar a fin de dispar los
delitos de éste en el asunto de Antúnez, Michoacán. Y por la noche del martes comprobé
como cierta mi inferencia cuando vi el noticiero de Joaquín López Dóriga. En
efecto, fue ahí cuando pude constatar en labios del propio Dóriga esta campaña
perversa de desinformación encabezada por Televisa. Resumiendo, dijo Joaquín lo
siguiente:
- La CNDH confirma la muerte de
dos civiles adultos en Antúnez, Michoacán, durante un enfrentamiento entre
autodefensas y la policía federal.
Por increíble que parezca, en muy
pocas palabras Dóriga logró el portento de arrojar desde su lengua el veneno
letal para aturdir la claridad de conciencia de los mexicanos que le siguen y
cuya fórmula es muy simple: Dos grandes mentiras y una inexactitud voluntaria
que luego no se puede sino tomar como franca mentira. Y se trata de mentiras
graves porque se dan frente a hechos consumados y evidentes hasta para el más rústico
de criterio por la vía de imágenes y testimonios veraces de los implicados.
Primera mentira de Dóriga: No fue
la policía federal, como dijo Dóriga. Fue el ejército. Segunda mentira de
Dóriga: La tragedia no resulta de un enfrentamiento. Se trató de una multitud
de civiles michoacanos desarmados y en protesta airada que fueron "rafagueados"
por una unidad del ejército.
Supongo que el lector no necesita
de explicación alguna sobre estas dos mentiras de Joaquín porque son
inmediatamente evidentes cuando contrastadas contra los hechos que el mismo
Dóriga pretendió torcer. Estas mentiras de Joaquín son tan evidentes, como evidente
es que existimos porque respiramos.
Un hombre educado está siempre
exigido a ser lo más exacto en sus expresiones en torno a cualquier asunto en
la medida de lo posible, y cuando digo "posible" me refiero a su
saber en el tema y a las posibilidades de exactitud que da el mismo tema en
cuestión. Ahora bien, a menos que Joaquín sea un completo inepto en su oficio,
se puede asegurar que este hombre sabía desde siempre que había datos
contradictorios en torno a la cantidad de muertos porque sabía de las dos
versiones encontradas y principales: Autodefensas y gobierno. Y siendo las
cosas así, la exigencia de la exactitud debió constreñir a Joaquín a informar a
su auditorio respecto de las dos versiones. Sin embargo, Joaquín incurre en una
muy imperdonable inexactitud porque solo informó sobre el dato del gobierno o
la CNDH, que para el caso es lo mismo, sin tomarse el tiempo para informar de
las cuentas de la otra parte - las autodefensas -, quienes afirman que son
cuatro los muertos incluyendo a un o una menor de edad. Por supuesto que nos
queda claro que Joaquín intentó minimizar los daños al régimen de EPN, motivo
por el cual se ciñó a decir exclusivamente la verdad de éste: dos muertos. Y la
mala intención de Joaquín se remarca porque él mismo dijo con sus palabras que
se trataba de dos "adultos" - en condiciones normales nadie puede
esperar que el ejército mate a un niño -, lo cual nos muestra su clara
intención de disipar el rumor que ya corría para esos momentos en redes
sociales sobre un menor muerto a manos del ejército; un dato que puede ser
ruinoso para el régimen de EPN, el patrón de Dóriga.
No hay excusa para solo atenerse
al testimonio de la CNDH porque las exigencias de la verdad y la exactitud
daban motivos de sobra para que Joaquín se tomara el tiempo de consultar a la
otra parte por dos sencillas razones que un hombre prudente y sensato entiende
a la perfección: Primera, si hay dos versiones encontradas y no resueltas en un
asunto, lo mejor y más objetivo es comunicar al público las dos versiones para
que sea éste el que delibere por su cuenta. Sin embargo, Joaquín omitió
comunicar la versión de las autodefensas no obstante que son una parte
implicada en el asunto. Segunda, las autodefensas son al menos dignas de
crédito en sus posicionamientos públicos porque la breve historia de su
actuación les da completa veracidad, que es algo que el gobierno de EPN no
posee. Actuar de esta forma, como lo hizo Joaquín, es incurrir en grave sesgo
de información.
Para que Joaquín logre comprender
la enorme ventaja de veracidad de las autodefensas por sobre el gobierno, solo
tiene que apelar a un juicio de sabiduría práctica cuya infalibilidad se data
por milenios: Por sus frutos los conoceréis. Y para que Joaquín tenga en claro
que los hechos nos permiten dar más veracidad a las autodefensas que al
gobierno en pleno, con todo y CNDH, y de manera muy objetiva, solo le recuerdo
que las autodefensas han logrado muchos más resultados positivos y tangibles en
materia de seguridad en unos cuantos meses que el gobierno en sus diferentes
niveles en los últimos diez años, quien solo se ha dedicado a la simulación de
acción en los problemas de narcoviolencia. ¿Acaso Joaquín se atrevería a
argumentar contra esta verdad completa que nos dice que los hechos de las
personas son testimonio incuestionable de su conducta real? Y si los frutos de
las autodefensas son buenos, y si los mismos les dan veracidad total, ¿por qué
omitir sus opiniones en un suceso tan grave? Le advierto a Joaquín que argumentar
contra esto sería una grande estupidez.
Joaquín López Dóriga mintió
deliberadamente en esta caso. Esto es evidente. No hay nada por demostrar. Sus
palabras públicas lo han puesto en flagrancia. Y tome el lector en cuenta que el
pecado de Dóriga es mayor porque no estoy considerando en este artículo otra
gran mentira de Dóriga en este asunto, como ha sido el tema del vídeo editado
de Mireles para hacer creer a los mexicanos que el líder moral y operativo de
las autodefensas había doblado las armas ante EPN.
Entiendo perfectamente bien las
causas y móviles de esta estrategia de desinformación encabezada por Televisa.
Como dije arriba, sé perfectamente bien que es una confusión que impera porque
tal es el deseo de los medios avasallados al dinero del régimen de EPN pese a
que son objetivamente posibles la claridad y la certeza puesto que los mismos
medios de información tienen acceso a las partes implicadas en el conflicto y
sus datos. Sé perfectamente bien que los medios avasallados buscan sembrar la
confusión porque el móvil del régimen de EPN en este asunto es diluir una
verdad que puede ser una gran mancha para el mito o burbuja de fantasía que el
mismo ha levantado en torno a la falsa idea de un México convertido en un
gigante económico por las reformas del PRI. No se niega que este mito tenga
algún contenido de verdad, lo que se critica es que ese contenido sea bastante
inexacto en el discurso del PRI. Esto, porque lo cierto es que los que crecerán
más hasta la condición del gigantismo económico son los grupos de capital
privado privilegiados de este país, no México, y que bajo esa gran corporación
del capital privado subyace el verdadero México: Una sociedad de miserables
precarizados y desgarrada que servirá de combustible para los hornos del sueño
de gigantismo del capital privado. La historia acumulada es el testimonio sobre
esta gran verdad; a ella me remito y dejo el tema como concluido.
¿Y se puede justificar la mentira
de López Dóriga?
Podría comprenderse la necesidad
de una mentira cuando es de utilidad para la mejora de una sociedad; pero una
mentira jamás encuentra justificación posible, ni en el plano moral ni
intelectual. Así, pues, Dóriga podrá creer en sus fantasías más demenciales que
sus mentiras en el caso de Michoacán hacen un servicio a la nación porque
allanan el camino al mito peñista del México como gigante económico. Sin
embargo, ya vimos arriba que esa idea es un mito, una burbuja de fantasía, un juego
discursivo sin correlato objetivo, que solo existe en la mente calenturienta de
Dóriga y compañía. Mas si no hay utilidad pública en las mentiras de Dóriga, sí
que las mentiras de este hombre le son muy útiles a él mismo porque le reportan
crecidas ganancias profesionales y porque obstruyen el camino a una rebelión
social en Michoacán que pone bajo riesgo el sistema de privilegios en el cual
el mismo Joaquín tiene su modus vivendi principal. Y con todo, el vulgar
utilitarismo de Dóriga no le ajusta ni de lejos para justificar sus mentiras
ante la opinión pública nacional porque no todos ganamos con las mentiras de Dóriga
y porque las mismas no compensan los muchos y muy crecidos daños que reportan a
la sociedad.
Cierto, son muchos y muy crecidos
los daños que Joaquín reporta a la sociedad con sus mentiras. De entrada,
genera un efecto de emulación entre sus fans en las pantallas bajo el siguiente
razonamiento simple:
- Si las mentiras le reportan a
Joaquín crecidas ganancias profesionales y queda impune, entonces yo también lo
haré.
Y que le valga madre a Joaquín si
esta emulación está justificada o no, o si es su intención deliberada o no. El
hecho es que se da porque resulta que una amplia mayoría de sus seguidores y
fans viven en la infancia de razón práctica, no tienen autonomía moral, de tal
forma que conocen y aprenden por imitación de sus modelos de conducta, donde él,
Joaquín, es un eje fundamental. El problema puede parecer menor, pero no lo es.
Cada vez que Joaquín miente solo está impulsando la cultura de la mentira en
este país, lo cual nos hace a todos cada vez más impredecibles para los otros.
Y créame que esto tiene efectos negativos en la economía porque se menguan
confianza y certidumbre. Así que si Joaquín obtiene ganancias extraordinarias
al mentirle a sus clientes, su audiencia, luego ésta pensará lo mismo: Le
mentiré a mis clientes - consumidores, patrones, empleados, etc. - para ganar
más.
De pasada, vea cómo es que estos
actos de bochorno en Joaquín luego terminan por echar abajo el inveterado apoyo
de éste a las reformas del PRI, toda vez que éstas giran en torno al dogma del
libre mercado. ¿Se puede apoyar al libre mercado siendo un artista consumado en
una arte contrario a las virtudes de ese mismo libre mercado, como es la
mentira?
Estoy cierto de que a Joaquín no
le alcanza la feria intelectual para comprender lo que dijimos antes - los
daños económicos que reporta su promoción activa y deliberada de la cultura de
la mentira -. Sin embargo, lo que sí debe saber Joaquín necesariamente, porque
hasta el más zafio lo sabe, es que sus mentiras en este caso de Michoacán están
generando un daño social tan grave como el siguiente: Al mentir está obliterando
toda posibilidad a la sanción moral pública y, con ello, soliviantando e impulsando
la prosecución de un orden de cosas pervertido que hace posible la muerte de
civiles inocentes a manos del propio ejército, de la fuerza del Estado, por el
simple hecho de exigir el cumplimiento de su legitimo derecho a una vida digna.
Joaquín López Dóriga está
comprando su trabajo, su estabilidad, sus privilegios, su fortuna, su seguridad
y su paz interior, con un costal de mentiras a la nación que, de pasada, le
manchan sus manos con sangre de inocentes porque al mentir se convierte en
cómplice de estos actos repudiables del régimen de EPN.
Podría comprender el que Joaquín
haya llegado al extremo de vivir bajo el lema de: "Primero yo, y que el
mundo sea mi medio, mi instrumento". Si Joaquín se ha tomado tan a pecho
su cerco de rabioso egoísmo, como parece suceder, ésta es la consecuencia
inevitable. Sin embrago, estoy cierto de que Joaquín jamás podrá encontrar
justificación alguna a su lamentable decadencia moral. Por lo demás, solo
espero que su cerco de egoísmo no se haya estrechado tanto que haya sofocado
por completo su relaciones en la sociedad doméstica que le tocó vivir: padre,
esposo, hijo, hermano, suegro, amigo.
Buen día.
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